martes, 3 de mayo de 2016

UNA ANÉCDOTA MÁS…


Ya era 18 de abril, fue embarcar al ferri y pensar que en unas pocas horas íbamos a estar en otro país. Nuestra única preocupación era saber que teníamos debajo del barco, un mar que permanecía dormido.

Tras asignarnos nuestro camarote, aquellas primeras horas fueron un oasis de paz y de tranquilidad. Pero llegó la noche…

Allá sobre las 12:00 los profesores nos mandaron a los camarotes a dormir, pero nosotros como seres humanos que somos necesitamos comunicarnos. Fue entonces cuando se oyeron golpes de gente corriendo por los pasillos y toques en las puertas. ¡Era la llamada!

Un rato después nos agrupamos unas 15 personas en un agobiante camarote de unos 12 metros cuadrados. Empezamos a hablar y a contar anécdotas. La noche se animó cuando salimos, ya muy tarde, a llamar a otros camarotes para que viniera todavía más gente.


 Entre risas y un agobiante calor inhumano pasamos la noche en aquel pequeño camarote, una noche que jamás será olvidada…

No hay comentarios:

Publicar un comentario