viernes, 20 de mayo de 2016

UN BUEN SABOR DE BOCA

Desde que dí aquel primer paso hacia la entrada de la iglesia estaba muy nervioso. Nada más entrar, multitud de gente elegante nos miraba. Nos sentamos en aquellos fríos y oscuros bancos. Nada más mencionar mi nombre, los nervios me podían. Recuerdo aquel primer paso hacia el altar, un paso muy importante para mí. Llegaba la hora de mi confirmación.
Tras oír mi nombre, me acerqué y el sacerdote estaba a punto de darme la comunión. Una seca pasta de hojaldre bañada en un vino moscatel muy dulzón. Un sabor de boca que recordaré toda la vida...

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