jueves, 22 de octubre de 2015

BÉCQUER Y EL AMOR

Tras un duro día de trabajo me acosté. Al instante desperté en un bonito amanecer de la costa.¿Qué había pasado?. Saqué mi móvil para enviar un mensaje de texto para contar aquello que me pasó, pero...No daba señal.
Empecé a asustarme un poco, pero lo primero que hice fue correr colina arriba para visualizar algún pueblo cercano. Vi uno, tan pequeño, que apenas se veía. Rápidamente  corrí hacia allí, pero al acercarme me dí cuenta de algo magnífico ,algo imposible,algo surrealista. ¡Había retrocedido en el tiempo!.
Al entrar al pueblo pude contemplar a multitud de gente en la plaza principal. Había un mercadillo, en el cual artesanos y campesinos vendían sus productos a todo el pueblo. Tras pasar de largo vi a unos señores altos, uniformados y armados. Decidí seguirlos.
Acabé en un enorme palacio en las afueras del pueblo. Me quedé alucinando al ver ese enorme edificio del cual no paraba de salir y entrar gente con trajes muy elegantes. Todo el mundo me miraba raro, segundos después de llegar oí una voz suave y dulce como la miel.<Te has perdido >me dijo. Automáticamente me giré, y pude contemplar a una hermosa mujer de la corte. Mi mirada se había clavado en ella, durante unos instantes nuestras miradas eran una sola.
Tras explicarle un poco lo sucedido, fuimos a palacio donde con ayuda de la mejor curandera del pueblo tratarían de enviarme al futuro. Pero todo el esfuerzo fué en vano, ni los conjuros ni los hechizos funcionaban.
Ya a la hora de la comida nos sentamos todos en la mesa, una larga y estrecha mesa que cubría toda una sala entera. Los reyes se situaron más al fondo, los duques junto allos y yo, en el otro extremo de la mesa junto a Verónica, la hermosa muchacha. Durante la comida nos contábamos cosas de ambas épocas y conversamos durante mucho rato.
Tras acabar la comida saqué el móvil, con el cual estaba todo el rato intentando pillar señal. La muchacha todavía no conocía acerca de ese aparato. Dedicamos casi toda la tarde a usar el móvil para que aprendiese a usarlo. Aquello parecía un cuestionario, no paraba de hacerme preguntas.
Tras las clases que le dí, al levantar la mirada, noté como ella me miraba con ojos de deseo, y sin ningún temor alguno me citó estas palabras:
<El alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con la mirada>
Instantes después de recitar ese poema , sus labios se fueron acercando a los míos, se juntaron y cariñosamente me besó. Tras acabar dicho momento me hizo una pregunta, una pregunta que sin duda con el tiempo cambia... Me dijo:< ¿Esta es vuestra manera de enamorar?>

Le expliqué un poco acerca del amor en el siglo XXI, le dije por ejemplo que el amor en nuestra época era un poco más de aspecto físico y sexual, y que la manera de enamorar no era citando poemas sino que enviábamos mensajes de amor con el móvil. Tras su atención por aquellas preguntas, me volvió a dar uno, pero esta vez sería el último. Pues tras besarme sonó la alarma de mi despertador.

                                                                               Miguel Martínez

2 comentarios:

  1. Que mierda ez ezta illo, dedicate al parxis.

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  2. La historia está bastante bien, Miguel, pero falta la segunda parte del trabajo

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